Las actividades productivas de Tucumán se encuentran en un punto de inflexión, con cambios notables similares a los ocurridos al inicio de la década del 90, cuando se produjo una importante expansión de la citricultura en detrimento, fundamentalmente, del área cultivada con caña de azúcar. Hoy, el otrora escenario favorable del limón ha cambiado radicalmente, y mejoraron las perspectivas del sector azucarero, y la anterior tendencia se revirtió. En el proceso, la soja se convirtió en el cultivo con mayor extensión en la provincia, y crece sin pausas -y sin control- el área sembrada con arándanos.
“El Estado debería hacer como en Chile, donde funcionan organismos comerciales que, mediante técnicas de evaluación, permiten formular estimaciones a largo plazo. Aconsejan más allá de las demandas de los mercados”, señaló el citricultor Enrique Prado, ex presidente de la Asociación Tucumana del Citrus (ATC). Según este dirigente, un análisis exhaustivo de las posibilidades futuras de los sectores productivos hubiera ayudado a visualizar la crisis por sobreproducción
“Nosotros nos manejamos solos. Es una actividad totalmente privada”, afirma, sin dudar, el productor de arándano José Jalil. Jalil especificó que en la búsqueda de mejorar la producción, los asociados al gremio de arandaneros firmaron un convenio con la Facultad de Agronomía de la UNT. “Tenemos un presupuesto que cubrir a la Facultad para que nos atienda y nos dé asesoramiento. Es algo que se está haciendo con mucha eficiencia”, explica.“Particularmente nosotros estamos investigando en todo lo atinente al cultivo, en su nutrición y en su fisiología. Es absolutamente privada toda la investigación que se está haciendo. Respecto al manejo que le damos a la producción, estamos certificando empaque y cultivo. Con esto vamos a llegar a los mercados más exigentes, particularmente a Inglaterra”, afirma. Jalil resaltó que desde el sector se está trabajando con mucha responsabilidad. “Hay muchos productores que se sumarán a la exportación este año. Otros tendrán que adaptarse a las exigencias que imponen los países del primer mundo. Pero bajo ningún punto de vista estamos de acuerdo en que se pongan límites de hectáreas a cultivar porque todos tenemos el mismo derecho de hacerlo”, dijo.
Fuente La Gaceta
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